Ahorrador o tacaño

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En este artículo te explico desde mi punto de vista la diferencia entre ser ahorrador o tacaño. En nuestra sociedad, trabajar y ahorrar son valores apreciados que denotan responsabilidad y mesura. No es nada malo en ser previsor, en ahorrar dinero durante nuestros años productivos.

De hecho una persona ahorradora debería ser considerada como alguien responsable y previsor con su futuro, pero... ¿Sabemos diferenciar el ser ahorrador de ser tacaño?

"El más rico de todos los hombres es el ahorrativo; el más pobre, el avaro".  Nicolas de Chamfort

La delgada línea entre el ahorrador y el tacaño

Ahorrar no es solamente bueno, sino también necesario. Todos deberíamos tener el hábito de ahorrar como mínimo entre el 5% y 10% de nuestros ingresos mensuales. Te sorprendería el capital que puedes acumular a medio y largo plazo. La sociedad no suele dudar en calificar a alguien como tacaño ante ciertos comportamientos y añade matices según la ocasión, valiéndose de algunos de sus sinónimos. Normalmente el tacaño suele serlo en muchos otros ámbitos de la vida, no solo en el aspecto económico. En el ámbito económico, llaman especialmente la atención porque, gastar les supone un gran sufrimiento y esfuerzo.

Donde sí hay consenso es en que ahorrar significa ahorrar con un objetivo y con plazo determinado. Otra cosa es privarnos de nuestras necesidades básicas para sentir la triste satisfacción de ver como nuestro patrimonio crece. O guardar el dinero en el banco, mientras nosotros vivimos al borde de la indigencia.

Todos sabemos de esos casos, personas que mueren dejando detrás una gran fortuna, mientras vivían como mendigos. La gran diferencia entre un ahorrador y un tacaño es la proporción entre lo que gasta y de lo que deja de gastar, en función del futuro. El ahorrador lo hace con un fin, prever el futuro, ahorrar para comprar una casa, un coche o para ir de vacaciones, mientras que el tacaño lo hace sin un objetivo concreto, simplemente por acumular dinero. Para él ahorrar en sí es una finalidad. Uno de los síntomas del tacaño es que sufre cuando gasta, lo pasa realmente mal. Todo lo mide, todo lo compara, y da muchas vueltas a una compra antes de tomar una decisión.

Por tanto vemos que la línea que separa una persona ahorradora de otra que es tacaña varía y está poco definida.

El ahorrador sano

Una persona ahorradora entiende el ahorro como una filosofía o una forma de vida, un hábito que le permite disfrutar de la vida con más tranquilidad y seguridad. Suelen tomar decisiones informadas y meditar cada compra. Es propio de una conducta ahorradora adecuada aquella que nos permite disfrutar de un buen estilo de vida ahorrando parte de nuestros ingresos.

Características de una persona ahorradora.

  • Se reconoce por ser una persona organizada respecto a sus finanzas y tiene a gastar adecuadamente.
  • Se asignan metas financieras y cuando cumples los objetivos, se recompensa.
  • Le gusta ahorrar y gastar de forma planificada.
  • Son personas que no sufren de una mala situación económica. Ahorran por si alguna vez llegan malos tiempos, o para disfrutar de un viaje, etc.

Tacaño

El tacaño es una persona que se caracteriza por una práctica abusiva del ahorro, aversión al gasto y ahorra por ahorrar sin un objetivo definido. La tacañería puede convertirse en un trastorno psicológico, una verdadera obsesión. Una persona tacaña sufre cada vez que tiene que gastar, y es capaz de pasar penurias con tal de ahorrar unos euros a final de mes.

Características de una persona tacaña.

  • Es un ahorrador patológico, evita hacer gastos que perfectamente podría realizar, sin que le causen ningún problema económico.
  • Guarda el dinero porque sí. Guarda para objetivos o metas que nunca termina de realizar.
  • El tacaño está más próximo a guardar el dinero debajo del colchón que a invertir.
  • Son capaces de recorrer decenas de supermercados en busca de las mejores ofertas.

¿Por qué una persona es tacaña?

Algunos especialistas creen que el germen de la tacañería, empieza a desatollarse durante la infancia, si el niño siente una falta de amor por parte de sus padres. Por esta razón empiezan a sentir más apego por las cosas materiales, vuelcan todo su amor por los juguetes y las cosas que pueden comprar con dinero. Es muy difícil convivir o establecer un vínculo profundo y duradero con una persona tacaña.

Lo más grave es que quien es tacaño no solamente lo es con el dinero. También es tacaño con sus emociones y sus afectos. Según la psicóloga Luz María Arbeláez, las personas tacañas sentían falta de afecto en la infancia, y la tacañería surgía de la necesidad de perpetuar lo poco que les llegaba, y aumentaba con la necesidad de ejercer poder sobre las posesiones. En esta situación, la tacañería corresponde a la fijación del individuo en uno de los estados de formación de la personalidad en la infancia.

¿Se puede dejar de ser tacaño?

La personalidad de un tacaño es compleja. Se ve a sí mismo como un gran gestor económico. Algunos creen que la curación de la avaricia puede mitigarse revelando a un especialista el problema que se padece y lo que se puede perder si se sigue anteponiendo la acumulación de dinero a otros aspectos de la vida. Por otro lado, otros piensan que es imposible convencer a un tacaño de que tiene un problema. Puedo decir que no hay ningún caso de avaricia para resolver este problema.

No es fácil el cambio, pero no imposible. Con voluntad y compromiso, se pueden hacer grandes progresos. Ningún mal dura cien años, pero hay una avaricia significativa en la vejez debido a un aumento natural de la ansiedad en la edad adulta.

"Cuanto más deis, mayor será vuestro gozo. La tacañería sofoca la dicha; la liberalidad la intensifica."

Conclusión

Es fundamental satisfacer primeramente nuestras necesidades y luego dar espacio a los gustos. Si nos saltamos este orden, estaremos en una permanente insatisfacción. Sea cual sea la situación, debemos recordar que en la vida nada es predecible. Por más que pensemos que guardar dinero nos va a salvar de situaciones complicadas, no es algo que tengamos asegurado.

El dinero es una herramienta, no un fin en sí mismo. El ahorro debe ayudarte a mejorar tu vida, así que ahorra con prudencia y con un objetivo en mente.

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